La exposición "Paula Modersohn-Becker y los artistas de Worpswede", que se inaugurará el próximo jueves a las 19 en el Museo Nacional de Arte Decorativo, muestra el trabajo de una artista alemana integrante de un movimiento cuya prédica estaba centrada en el retorno de la naturaleza y en los valores simples de los campesinos.
La muestra del Instituto para las Relaciones con el Extranjero (Alemania), es presentada en la Argentina por el Instituto Goethe y el Museo Nacional de Arte Decorativo En el grupo de artistas independientes denominado Worpswede -una aldea de paisajes pantanosos ubicada cerca de Bremen- se contaban entre otros Friz Mackensen, Hans am Ende, Otto Modersohn (con quien Paula se casó en 1901), Heinrick Vogeler y la escultora Clara Westhoff.
Del círculo de Worpswede, Paula destacó por su singularidad y aporte fundamental al arte moderno como se observa en los dibujos y grabados suyos que se presentaran en la muestra, completada con obras de varios artistas de ese grupo, realizadas entre 1895 y 1905.
A pesar de su breve vida, murió a los 31 años por una embolia tres semanas después de haber dado a luz a su hija, Modersohn-Becker (Dresden 1876-Worpswede 1907) realizó aproximadamente 700 pinturas, más de 1000 dibujos a mano y 13 grabados al aguafuerte.
Paradójicamente la artista no fue reconocida en vida, aunque fue la primera en Alemania en introducir influencias de la pintura de Cézanne, Gauguin y Van Gogh a su obra.
Proveniente de una familia burguesa de siete hijos, cuando ésta se traslada a Bremen Paula inicia clases de dibujo y pintura con el artista local Bernhard Wiegandt. Luego se va a estudiar a Berlín y en septiembre de 1898 se instala en Worpswed, una aldea cerca de Bremen.
"La experiencia de estar involucrada en el devenir y la decadencia del Ser, en la abundancia inagotable de la vida, era, si seguimos las anotaciones en su diario, un impulso importante y esencial en sus primeros tiempos en Worpswede. El deseo de darle forma a este sentimiento vital sería el impulso de toda su obra artística", escribe Katharina Erling en el catálogo de la muestra.
Por entonces, la artista conoce a Clara Westhoff, quien se casaría un tiempo después con el poeta Rainer María Rilke. Y con ella comparte sus ideas y objetivos.
Llega por primera vez a París, con el nuevo siglo cuando la ciudad era un campo de tensión intelectual y artística que marcará su trabajo. Toma clases en la academia Colarossi y luego en la Academia Julian. En 1906 se inscribe también en un curso de anatomía en la Ecole des Beaux-Arts.
No se interesa por los impresionistas, que le parecieron demasiado superficiales, pero se siente identificada con el grupo Nabis (Bonnard, Denis, Valloton y Vuillard) a través de una gran exposición presentada en 1900 en la galería Bernheim Jeune.
Sin embargo, fue clave su encuentro con la pintura de Cezanne, "una tormenta y un gran acontecimiento", como le describe en una carta a su amiga Clara.
A su regreso a Worpswede se compromete con Otto Modersohn y la pareja se casa el 25 de mayo de 1901. Ambos pintan naturalezas, pero ella tendía a la simplicidad y a la búsqueda de lo esencial.
"Se que no viviré mucho tiempo. ¿Pero acaso esto es triste? ¿Acaso una fiesta es más linda porque dura más? Porque mi vida es una fiesta, una fiesta corta e intensa", escribe el 26 de julio de 1900.
En su próximo viaje a París, queda deslumbrada con el Arte Antiguo y las esculturas del Antiguo Egipto y a su regreso, los niños comienzan a estar en sus pinturas en un lugar preferencial.
"En sus pinturas los niños son grandes y su apariencia sencilla, a menudo parecen torpes y feos. Carecen de la inocencia infantil, de lo encantador o conmovedor de los retratos infantiles comunes. Las caras de los niños expresan una expectativa indiferente, inconsciente, la verdad cruda de una existencia que aún no ha sido marcada por la vida", apunta Erling.
En 1905 y 1906 viaja a París y se evidencia que la vida rutinaria junto a su esposo no le satisface, pero su encuentro con el escultor alemán Bernhard Hoetger -el primero en reconocer el significado vanguardista en su obra- le da nuevos bríos. Y entre 1906 y 1907 realiza 90 pinturas, la mayor parte en esa ciudad.
"Mientras que los demás artistas de Worpswede pretenden captar la apariencia externa cambiante de la naturaleza, el arte de Paula Modersohn-Becker es impulsado por el espíritu de darle alma a toda la creación -define Erling- evidenciando en ella algo permanente e inmortal".
Aunque Modersohn llega a París en octubre de 1906 y pasan el invierno juntos, Hoetger convence a Paula de volver a Worpswede.
Así lo hace en 1907 y luego de tener a su hija fallece.
En "Réquiem por una amiga" Rilke escribe: "Pues tu comprendiste esto: frutos plenos./ Los ponías en platos frente a ti,/ y medias con colores su peso./ Y así como frutos contemplabas también a las mujeres./ E igualmente veías a los niños, tendiendo/desde dentro a las formas varias de su existencia.
Y al fin te veías a ti misma como un fruto./ Te hurtabas de tus ropas y posabas delante/ del espejo, te metías en él, en su interior,/ excepto tu mirada. Tu enorme mirada quedaba afuera/ y no decía: eso soy yo; no, sino tan sólo: eso es./Así, sin curiosidad, estaba tu mirada,/ así de desprendida, así de verse pobre,/que ni a ti misma codiciaba: santa".
La exposición se podrá visitar en Avenida del Libertador 1902, de martes a domingo de 14 a 19.
www.telam.com.ar
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Etiquetas: Cultura, Exposiciones, Información, Museo, Noticias Generales | author: BuscadorPosts Relacionados:
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