El tsunami que azotó Japón, el 11 de marzo, ha desatado el miedo a un inminente desastre nuclear que podría generar la fuga de los elementos químicos de la central eléctrica de Fukushima, dañada por el sismo. Aclare todas sus dudas al respecto, aquí. Ver infografía.
Para disipar estas dudas, LaRepublica.pe conversó con Rolando Paúcar Jaúregui, físico nuclear y presidente del Instituto de Investigación para la Energía,
Por Alessandra Fiorentini (@alessafiorentin)
Funcionamiento de Fukushima
El científico empezó explicando que los reactores nucleares que generan la electricidad de la central funcionan en base al calor que provocan unas varillas de uranio (un elemento radioactivo), recubiertas de zircaloide y sumergidas en agua. Este calor, en forma de vapor, es aprovechado para hacer mover las turbinas que generan la energía.
Cuando el tsunami golpeó a Japón, cayó directamente sobre la planta que se encuentra a orillas del océano Pacífico, ocasionando dos peligros: el primero fue cuando el agua golpeó la central, lo que apagó sus sistemas de funcionamiento sin interrumpir la reacción química que aún generaba calor en su interior.
El maretazo, a su vez, retiró los sistemas de refrigeración de los reactores, que se encontraban fuera de estos recintos y al aire libre. De no haberse estropeado, este sistema habría hecho circular agua para controlar la creciente temperatura de las varillas. Sin la circulación del agua, las varillas empezaron a evaporar el agua y a aumentar exponencialmente la temperatura de su interior.
Explosión nuclear
Al darse a conocer sobre esta alza de temperatura, empezaron a circular muchas especulaciones respecto a la posibilidad de una explosión relacionada con los materiales y, la comparación de su alcance a la de una bomba nuclear. A esto, el físico respondió que es “imposible”.
“La calidad de uranio que tiene una central nuclear como Fukishima, no es la calidad para que pueda explotar como una bomba atómica. Para una bomba atómica se requiere un material muy concentrado”, sostuvo.
“Para que pueda explotar una arma nuclear, requieres una ojiva, un contenedor que pueda soportar muy altas presiones. Solo cuando se logra una gran cantidad de presión interna, esa vasija es capaz de romperse y de ahí sale la explosión”, agregó.
Cabe mencionar que las explosiones ocurridas hasta el momento en los recintos de los reactores nucleares, han sido provocadas por elementos externos a su funcionamiento y, hasta donde se conoce, no han implicado el combustible de la planta.
Fuga de material radioactivo
El segundo peligro que generó el maremoto fue el daño físico que causó a los recintos de los reactores nucleares, y que pudo generar rupturas que habrían dejado escapar al material radioactivo. Según Paúcar Jaúregui, estos serían cerca de 70 elementos radioactivos, llamados radiosotopos, que emiten radiación y son perjudiciales para los seres humanos.
“Una cosa es el producto químico radioactivo y otro es la radiación. El producto radioactivo químico tiene una forma de comportarse y puede estar en forma de polvo, vapor, etc. Eso viaja. Cuando hablan de una nube radiactiva, hablan de esto”, aclaró.
Según confirmaciones del gobierno japonés, esta fuga es real, aunque ya se están tomando medidas para contener los efectos como la delimitación de un perímetro de evacuación para los pobladores que habiten entre 20 a 30 kilómetros de la planta. También se estudia la posibilidad de ampliar este espacio.
“Los riesgos de una persona que está a 30 km ya es mínimo. Lo que están esperando los países, el Gobierno, es lograr que sus ciudadanos reciban radiación natural, radiación de fondo. Que no reciban nada de radiación de Fukushima.”, advirtió el físico.
Temor a la radiación
El físico acotó que existe poca comprensión del tema cuando se habla de radiación. “¿Qué cosa es bastante, qué cosa es poquito?”, cuestionó. “Las normas internacionales han situado los límites en un nivel tan bajito que es casi natural, han puesto la línea en lo que es natural”, indicó en referencia al límite de 50 milisieverts (m.s.v.) al año, establecido por normas internacionales.
“Entonces cuando sale lo que es natural, todo el mundo se asusta. Pero haber pasado un límite no necesariamente significa haber causado un daño. Las organizaciones internacionales dejan un margen bastante grande”, agregó.
El presidente del Instituto de Investigación para la Energía indicó que para que el sometimiento de una persona a radiación tenga efectos secundarios notorios, tendría que recibir 1,000 milisieverts al año, dejando ver una considerable diferencia entre esta medida y los 20 m.s.v. permitidos por las normas del Perú.
El otro peligro
“Ya habrá tiempo de evaluar científicamente y económicamente esta tragedia”, expresó Paúcar Jaúregui sobre los hechos ocurridos en Japón. “Los eventos nos hacen suponer que están controlando la situación, para que Fukushima sea un tema de recuerdo y enseñanza de lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer”, sumó, antes de expresar lo que para él, es el verdadero peligro que podría traer el Perú.
“Podría traer consecuencias catastróficas para el futuro, porque el presidente de la República ha vetado la energía nuclear por 100 años, y eso sí es un tema de mucho análisis, porque esa medida o ese proyecto de política energética de dejar fuera del mercado a la energía nuclear, podría tener consecuencias negativas en nuestro país”, finalizó.
/www.larepublica.pe/
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