Xalapa, Veracruz.-La noche del pasado domingo, falleció el etnólogo, lingüista y académico salvadoreño Carlo Antonio Castro Guevara, quien desde su llegada a Xalapa, a mediados del siglo pasado, se convirtió en referente obligado para los proyectos antropológicos veracruzanos y nacionales.
Con 84 años de edad, el maestro Castro Guevara fue despedido por familiares, amigos y colegas que le acompañaron en su labor docente y de investigación en la Universidad Veracruzana, institución a la que dedicó 45 años desde la fundación de la Facultad de Antropología, en 1957.
La mayor preocupación de Carlo Antonio Castro fue el reconocimiento de las lenguas y tradiciones de los pueblos indígenas; el profundo conocimiento del otro. Con ese proyecto buscó el establecimiento de un diálogo permanente entre las comunidades que permitiera "preservar la convivencia y hacer renacer la esperanza que reclaman las sociedades en tiempos de incertidumbre y barbarie", como aseguró en 2004 el entonces rector de la UV, Víctor A. Arredondo, al otorgarle el doctorado Honoris Causa.
Desde los años cincuenta y a través de sus obras etnográficas y literarias, la obra de Castro Guevara estableció rutas, abrió senderos para vislumbrar el mundo en su compleja multiculturalidad e infinitas posibilidades de interpretación y recreación. Rescató y difundió la cultura de los pueblos mexicanos antiguos, de los hombres verdaderos, y consolidó la antropología mexicana al lado de figuras trascendentales como Gonzalo Aguirre Beltrán y Alfonso Caso.
Al lado del también antropólogo Roberto Williams García, fallecido en 2008, incursionó en el estudio de la cultura otopame, grupo social que incluye las lenguas chichimeca jonaz (Guanajuato), mazahua (Estado de México y Michoacán), otomí (Puebla, Veracruz, Querétaro, Hidalgo y Tlaxcala), pame (San Luis Potosí), Matlatzinca y Ocuilteco (Estado de México).
Su trabajo siempre ligado a la Universidad Veracruzana alimentó la formación multidisciplinar de la casa de estudios, a través de una prolífica producción editorial, actividad docente e incansable investigación.
El profundo conocimiento de las lenguas indígenas y extranjeras de Castro Guevara le permitió profundizar en el conocimiento de "los otros", y con ello, rescatar la identidad de los pueblos antiguos de México, a través de un riguroso trabajo científico matizado con poesía y narrativa.
Las condiciones de discriminación que reciben los pueblos indígenas mexicanos y la participación femenina en la búsqueda de un equilibrio colectivo le preocuparon desde que pisó por primera vez Veracruz en la década de los 50. Fue perseverante su advertencia por lograr condiciones más justas y cambios en la organización social del país que respetaran la identidad de todos los integrantes de nuestra cultura.
A través de la disciplina, la meticulosidad, el rigor científico y el privilegio de la estética literaria, Carlo Antonio Castro se erigió como un intérprete universal del mundo multicultural y se convirtió en uno de los pioneros del paradigma del aprendizaje para toda la vida.
El etnólogo, narrador y poeta formó parte del más selecto grupo de antropólogos mexicanos de la llamada "Comunidad de Oro" de entre los años cuarenta y setenta, los constructores de la antropología indígena y de educación.
Entre las aportaciones de Carlo Antonio Castro destaca el proyecto de castellanización del legado lingüístico de los pueblos indígenas, así como del estudio de la gramática de estas lenguas. A partir de su vasto conocimiento de las lenguas tzotzil y tzeltal, desarrolló un método para la enseñanza de las lenguas indígenas que fue recuperado por estudiosos del país y el extranjero para promover la educación en lengua quiché y maya.
Castro Guevara dio, sin duda, el primer paso para entender y consolidar la interculturalidad que llevó a que el conocimiento de las lenguas indígenas se esparciera por todo el país. Sus trabajos de recolección oral de la herencia cultural de los pueblos antiguos se constituyó en una metodología para la antropología y sentó las bases para una política indigenista.
También resalta su labor de traducción que desembocó en temas como la tradición filosófica de los pueblos indígenas. Obras como Usila, morada de colibríes y El Banquete de los compadres se convirtieron en algunas de las más finas expresiones de la conjunción de tradiciones culturales que conforman el México moderno, sin olvidar Los hombres verdaderos, texto clave de la simbiosis entre la narrativa y los estudios etnográficos.
Carlo Antonio Castro ofreció siempre a quienes estaban cerca, la oportunidad de voltear la vista hacia la cultura iberoamericana e indígena, "un universo conceptual que podría enriquecer con semántica a la lengua castellana", como afirmaba.
Reconocimientos como el Premio Chiapas en las Ciencias, Pergamino de la Superación Ciudadana, Pergamino de Fundador de la Facultad de Antropología y el Pergamino del Gobierno del Estado de Veracruz y del Conaculta incluyeron al maestro Carlo Antonio Castro Guevara en el padrón nacional de científicos destacados, pero su verdadero legado es la amplia plantilla de antropólogos, pedagogos y especialistas en letras que formó y que nunca olvidarán que el maestro Carlo Antonio Castro Guevara llegó de El Salvador para admirar, conocer y preocuparse por Veracruz, México y el mundo indígena latinoamericano.
Hoy, a las 9:15 horas, sus restos serán trasladados de Bosques del Recuerdo a Bosques de Xalapa, para su cremación.
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