Michael Spiteller supervisa las hojas de una planta artemisia. ¿Y si se trata de una nueva especie? ¿De una cuyos principios activos puedan ser utilizados en la lucha, por ejemplo, contra la malaria? Junto a Wolfgang Meyn, etnólogo y africanista, el químico de la Universidad Técnica de Dortmund, en el oeste de Alemania, recorre las selvas de Camerún. Aquí, los nativos saben que de la vegetación se obtiene la cura de algunos males, y los germanos tratan de descubrir nuevos usos medicinales aplicables a plantas ya conocidas y a otras todavía por conocer. Recopilar hojas para su posterior análisis es una de las tareas principales de estos paseos, pero no la única.
Té contra la malaria
"Nuestro proyecto no tiene como único objetivo analizar plantas, sino complementar lo que sobre ellas descubramos con el saber de los curanderos autóctonos. Así, la posibilidad de encontrar nuevos remedios es mucho mayor. Y de ahí también la poco habitual combinación entre química y etnología", explica Spiteller.
A Spiteller le han contado que en algunas regiones de Camerún las hojas de un tipo de artemisia se utilizan para preparar un té eficaz contra la malaria: no con efectos preventivos, como es el caso de la actual vacuna, sino con la facultad de eliminar de la sangre del paciente el agente que provoca la enfermedad. El químico sospecha que no es sólo la planta la que sana, sino lo que crece sobre sus hojas.
"Hongos, básicamente", dice, "y la pregunta que se plantea es: ¿qué fue primero? La opinión general afirma que se trata de una trasfusión genética: del hongo a la planta. Sólo para sobrevivir, la planta ha de producir pocos componentes activos- todos los demás le sirven para protegerse de los parásitos, los insectos, etc.".
Bildunterschrift: Extensión de la malaria en el mundo (2009).
Sanar en compañía
A la lupa de un laboratorio se someterán las sustancias activas una vez lleguen a Alemania. Hasta entonces, Spiteller y Meyn seguirán indagando entre la ciencia y el saber tradicional. "Aquí, la curación nunca se lleva a cabo en aislamiento. De ella siempre participan los familiares y la comunidad y eso ayuda sin lugar a dudas en el proceso. Observar esto es para nosotros, que procedemos de otra cultura, fundamental", comenta Meyn.
El etnólogo está a todas luces encantado con el proyecto: "Ésta es una oportunidad única de aprender más sobre, por ejemplo, el trasfondo religioso y su extensión hacia lo mágico. ¡Hay tantas cosas sobre las que aún sabemos tan poco!".
El volver a centrar la atención en la naturaleza es una tendencia que en el campo de la medicina parece haber irrumpido con fuerza. De ella no sólo se han contagiado los dos investigadores alemanes, y muchas veces no resulta beneficiosa para países como Camerún: también la "biopiratería", el expolio de plantas medicinales para patentarlas con fines comerciales, está a la orden del día.
Spiteller y Meyn tratarán de evitar el robo de especies colaborando estrechamente con sus colegas africanos. Tal vez pasen décadas hasta que de sus hallazgos se pueda desarrollar un medicamento. Pero el tiempo en este campo no juega en contra porque los estudios sean trabajosos, sino porque las selvas del mundo se reducen y con ellas se pierden valiosos animales y vegetales.
Autor: Dirk Bathe/ Luna Bolívar
Editor: Pablo Kummetz
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