–¿En qué consiste su nueva exposición?
–Se trata de 18 piezas de formato medio y grande, de acrílico sobre lienzo. Los cuadros se podrían encasillar como arte pop, aunque yo trabajo más los volúmenes. En definitiva, se trata de una recopilación de varias series.
–¿Son todas obras ya expuestas anteriormente o ha creado nuevas piezas específicamente?
–Hay de todo. Quince piezas dan para bastante, y en esta instalación hay primeros planos, coches de carreras... Aunque lo que las une es la tendencia al tema solar, con predominio de tonalidades ámbar y amarillas. Trabajo los colores cálidos y su contraste con los fríos.
–¿Pero las obras de series de arte pop tienen un nexo común o cada una funciona de manera autónoma?
–Cada pieza es un mundo en sí misma. Hay símbolos que se repiten en algunas, pero cada cuadro es diferente.
–¿De dónde saca los temas para sus cuadros?
–Busco impactos visuales directos. Elijo una foto que me gusta, y luego el cuadro te va pidiendo su pulsión, lo que necesita.
–Entonces, da más importancia a los colores que a las formas.
–Totalmente. Prefiero el cómo a el qué. Me vale cualquier tema: un coche, un motivo vegetal... El asunto es cómo darle la energía cromática al tema. La visión se podría aplicar a cualquier tipo de foto, pero yo siempre elijo temática amable, porque evito hacer ningún tipo de crítica social o juicio político. No me comprometo, lo que hago, lo hago por diversión.
–¿Nunca se sintió tentado de trabajar sobre imágenes que impacten al espectador?
–Claro que sí. De hecho, lo hago, pero lo que no me gusta es hacer crítica social ni abordar temas políticos. Insisto en que pinto sólo para divertirme.
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