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Selección de un periodo del 1710 hasta los dias de hoy en albacete

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Con la autorización legal del privilegio comercial, el Concejo de Albacete ordenó el traslado desde Llanos a la Plaza y calle Mayor. Los frailes atentos a la pérdida de una financiación segura desoyeron los preceptos terrenales y durante años asistieron los comerciantes a una “feria dividida”.

Entre los años (1710 – 1712) la feria se celebró en dos lugares distintos. Por un lado, donde había indicado el municipio y, por otro, en la zona colindante al Convento Franciscano.

Treinta años después de divergencias y desoídas órdenes determinó al Consejo de Castilla por enviar a uno de sus vocales, natural de Albacete, Don Pedro de Cantos y Benito. Por solución comenzó a construir unas lonjas para albergar mejor a los mercaderes, circunstancia que aprovecharon los monjes para aumentar el numero de puestos hasta las mismas puertas del convento, con la oposición del funcionario real y del Concejo de la villa.

Terminando la década de 1740, tanto las autoridades religiosas como las civiles recriminaron las acciones de los conventuales, y , en especial, en una última carta del 26 de enero de 1755 del General de la Orden de los Franciscanos indicando que era una “grave irreverencia de un Santuario tan venerable y de lugar sagrado… y desdice de la observancia Regular”. Un nuevo intento de solución por parte del Concejo de Albacete fue adquirir en 1767 las naves construidas por Pedro de Cantos.

Ya en época de Carlos III, mediante auto rubricado en Madrid el 11 de julio de 1781, se autorizaba al Concejo de Albacete para que utilizase cuantas dependencias del convento fuesen necesarias para la celebración de fiestas o misas en honor de la Virgen de los Llanos, patrona de la villa. El auto estaba firmado, entre otros, por el Magistrado Campomanes, que poco después sería ministro de la Ilustración.

En 1783 hubo un cambio de timón en la situación, la ciudad quiso recuperar la feria para sí dotándose de un edificio propio y exclusivo en el lugar mantenido durante siglos: las eras de Santa Catalina.

En sesiones de 2 y 3 de agosto de 1783, el Concejo de Albacete acordó construir “las nuevas obras que han de servir para celebrar la feria”, con arreglo a los planos hechos por el Maestro Arquitecto Josef Jiménez.

Las obras del círculo interior duraron 33 días y los mercaderes se aproximaron a unas instalaciones cómodas y cercanas a la urbe. En 1784, bajo la dirección del Arquitecto Antonio Cuesta, concluyeron los trabajos.

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