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Rajoy no se atreve a impedir la candidatura de Cascos en Asturias

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Todo está listo ya para el regreso de Francisco Álvarez Cascos a la política, como candidato del PP en Asturias en las autonómicas de 2011. Sólo falta una conversación entre el que fuera mano derecha de José María Aznar en los 90 y el sucesor del ex presidente al frente del PP, Mariano Rajoy. El ex secretario general del PP, conocido con el apodo de general secretario por su dureza a la hora de imponer disciplina, ya ni siquiera oculta sus intenciones.

Ayer, durante una entrevista en la Cadena Cope, se dejó querer con un lenguaje muy evidente en boca de un político experimentado como él, y dejó claro que sólo está esperando que le llame Rajoy. "Efectivamente, yo leo los periódicos y escucho lo que se dice. Y es evidente que hay una marea creciente de personas que creen oportuno mi regreso", sentenció Cascos, que nunca se ha destacado ni por la ambigüedad ni por la falsa modestia.

Aún así, el ex secretario general dejó la puerta sólo entreabierta, esperando que esa "marea" a la que hizo alusión sea más grande y sobre todo incluya al líder. "Yo no he hecho nada, yo aún no he tomado ninguna iniciativa, no he hecho nada. En cualquier caso, lo único que puedo decir es que tengo mucha preocupación con el rumbo de Asturias, y de España". Eran unas palabras y un tono muy evidente: Cascos ya está en campaña.

Aunque él insiste, cuando sus compañeros le preguntan en privado, en que aún no ha decidido nada, en el PP la mayoría de los dirigentes dan por hecho que será el candidato. A nadie se le escapa que en las últimas semanas Cascos ha multiplicado su presencia en Asturias, sus visitas los fines de semana y sus reuniones con personas relevantes de la comunidad. Y sus fieles en Asturias, donde también tiene enemigos mortales dentro del partido, especialmente en Gijón, su tierra, se están moviendo para preparar su regreso.

A Rajoy, según diversos dirigentes que han comentado con él este asunto, la idea en un principio no le hacía mucha gracia. Cascos pertenece a la vieja guarda aznarista, ha sido muy crítico en público y sobre todo en privado con la gestión de Rajoy y con la nueva línea del partido. Está muy enfrentado al hombre fuerte del PP, Javier Arenas. Ayer mismo, en la entrevista, Cascos dejaba algunas perlas que evidencian una línea política muy alejada del marianismo: "En política no hay que medir los riesgos, lo que hay que hacer es adelantarse a los acontecimientos, no dejar que éstos te lleven", aseguró al rememorar la clave del éxito del PP en 1996. "En 1990 hicimos un partido de Gobierno. Por eso tienen especial responsabilidad los dirigentes actuales, que tienen que darle credibilidad al proyecto de este partido ganador", continuó. "Ninguna organización puede funcionar repartiendo pasteleos, favores y sonrisas", remató.

Sin embargo, pese a esas dudas, el líder del PP no se atreve, según diversos colaboradores, a decirle que no a un poder fáctico del partido como Cascos. Por eso ahora se inclina por hacer de la necesidad virtud. "No hay ningún candidato mejor que él en Asturias, donde hace mucho tiempo que no levantamos cabeza. Va a pasar algo parecido a lo de Jaime Mayor. Todo el mundo sabe que no es precisamente un marianista, pero Rajoy, después de hacerle sufrir hasta el último día, lo puso de candidato y le salió bien, porque arrastró mucho voto muy militante, que era el que se iba a movilizar en las europeas", explica un dirigente.

Aún así, en este momento la clave es más personal que otra cosa, ya que ninguno de los dos parece dispuesto a dar el primer paso y espera que el otro se mueva. Al menos hasta ayer, Cascos y Rajoy no habían mantenido ninguna conversación sobre este asunto. La última vez que tuvieron una larga charla fue cuando Cascos habló con el líder para defender a Luis Bárcenas, el ex tesorero. La secretaria general, Dolores de Cospedal, era partidaria de una mayor dureza con el senador, imputado en el Tribunal Supremo por cohecho y delito fiscal, a pesar de lo cual Rajoy no sólo le mantiene el despacho, la militancia y el escaño, sino que ha decidido pagarle el abogado.

El ex secretario general, que era el máximo responsable del partido cuando éste empezó a trabajar con Francisco Correa, se ha convertido en el principal defensor interno de Bárcenas. En algunas conversaciones que constan en el sumario, Correa presume de su amistad con Cascos. El ex vicepresidente insiste en la inocencia del ex tesorero, y en que fue él quien rompió con Correa cuando comprobó que utilizaba el nombre del PP para hacer negocios.

A pesar de que el partido está ya descontando el regreso de Álvarez-Cascos a la política -ayer confesó que sigue siendo su gran pasión, que abandonó formalmente en 2004 por motivos personales pero que nunca ha dejado del todo-, algunos marianistas admiten su preocupación por el hecho de que pueda convertirse, si gana en Asturias -algo que todos asumen como muy complicado, pero no imposible-, en un barón muy incómodo. "Sería como un Rodríguez Ibarra del PP, siempre corrigiendo a Rajoy, es incontrolable", se preocupa un marianista. "En el fondo, si ganamos en 2012, nada de eso importará. Rajoy estará en Moncloa y Asturias no es, al final, nada más que una comunidad muy pequeña y que depende mucho del Estado. Cascos no es un problema, el problema es ganar", sentencia otro.

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