127 plantas nativas de la región tienen uso medicinal

Entre las plantas más comunes esta el Chicalote para padecimientos como las alergias ya que ayuda a contrarrestar el escurrimiento nasal y la comezón.
Torreón, Coahuila.- En la Comarca Lagunera hay 127 plantas nativas que tienen algún uso medicinal, de acuerdo con Pedro Cano Ríos, docente e investigador de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro y encargado del área de Horticultura en la institución.


Luego de cerca de cuatro años de haber realizando estudios etno botánicos, declara la mayor parte de las hierbas que la gente elimina de sus jardines tiene alguna propiedad medicinal o alguna utilidad, dado que todas las plantas que existen en la naturaleza la tienen.

Así que recomienda a la población que antes de cortar la maleza de su jardín, salve un fragmento en una maceta, para luego investigar sobre ella.

Comenta el caso de la denominada Hierba de la golondrina, que se da en la juntura de las banquetas y es eficaz para contrarrestar las carnosidades en los ojos, incluso cataratas incipientes.

Otro caso el Diente de León, cuyo tronco explica que es recomendable para personas desnutridas, o debilitadas por alguna enfermedad, por su alta calidad de nutrientes.

Otras más tienen aplicaciones cosméticas, como la Hierba del negro, que puede ser empleada para la caída del cabello, así como contra la caspa.

Destaca que incluso se ha encontrado que algunas zonas propician el desarrollo de plantas para contrarrestar las enfermedades propias de su población.

Para padecimientos como las alergias, las cuales son muy propensas entre los laguneros, puntualiza que en la región se produce el Chicalote, que contrarresta el escurrimiento nasal, las comezones e hinchazones.

No obstante, añade que la planta no es bien vista por los agricultores.

Sobre todo porque se trata de una especie con espinas, que crece junto a los cultivos.

Afortunadamente, detalla que por misma rusticidad produce semilla con facilidad.

El uso de las hierbas como terapia es tan simple, como el que la persona ponga a hervir lo que alcance a tomar con tres dedos de los fragmentos de la planta, para hacer un té y tomarlo diariamente durante quince días, explica.

También explica que con una rama de cinco centímetros, con cinco o seis hojas, la persona puede hacer una tasa de té.

No obstante aclara, que si se excede la dosis, pudieran generarse efectos colaterales, como con el uso de cualquier medicamento.

“El abuso es lo que desacredita su consumo”.

Más destaca que el poder de las plantas ha cruzado la barrera del tiempo y actualmente es una realidad controlada.

Comenta por ejemplo que el IMSS tiene un herbario en el centro del país, donde se ha comprobado la efectividad de una amplia cantidad de plantas nacionales.

Tras cuestionarle sobre la forma en que la gente puede tener acceso para enterarse de los beneficios que pueden tener las plantas que crecen en su jardín, señala que investigadores como Hector Madinaveitia han publicado catálogos de plantas medicinales.

Especies de importación

En el área urbana de la región se han exterminado cerca de 90 por ciento de las especies silvestres, ya que la población tiende a introducir especies de otras partes del país o del extranjero para ornato, por ello es que resulta forzada o nula su adaptación al clima de la Comarca, según declara Pedro Cano Ríos, docente e investigador de la Narro.

Los factores que impiden que las especies introducidas prosperen son las altas temperaturas y la sequedad en el ambiente.

Explica que fuera de la época de riegos, la región tiene una humedad ambiente entre 18 y 22 por ciento, lo que significa que es un clima extremadamente seco.

Mientras que las altas temperaturas deshidratan cualquier planta que no sea de la región.

“El calor les provoca tanto estrés que las mata de sed, por lo que si no están bajo condiciones de riego continuas, no pueden aclimatarse”.

Mientras que destaca que las plantas nativas tienen una alta adaptación al clima, ya que su genética les ha permitido con el paso del tiempo se seleccionen las más tolerantes a la sequía, la evaporación, transpiración y a la iluminación solar.

Las palmas que se ven deshidratadas en diversos camellones de la ciudad, debido a que son de un clima húmedo, son un claro ejemplo de plantas introducidas que no logran prosperar.

“Aunque son de climas calientes como el de aquí, la falta de humedad es lo que las perjudica”.

Por el contrario, se adaptan a la región aquellas plantas que vienen de climas similares, como es el caso de la Palma Washingtoniana que adorna algunos lugares de la ciudad.
Yazmín Murra