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El Cristo que inmortalizó Zorrilla mostrará sus siglos de leyenda

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El Jueves Santo, primero de los jueves que relumbraban más que el sol -Toledo tendrá este año otro con el Día del Corpus-, comienza el Triduo Pascual en el que se conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

Los actos litúrgicos de estos días tienen una gran solemnidad y majestuosidad en la catedral, que se engrandece con la magnificencia de la arquitectura de la basílica señera de España y famosa en toda la Cristiandad, con el prelado primado presidiendo los cultos y con la gran riqueza de los ornamentos y vasos sagrados que se utilizan, trabajados y adornados primorosamente por los mejores orfebres de la ciudad en otros tiempos.


Los actos en la catedral comenzarán a las 10.00 con el canto del laudes a cargo del cabildo catedralicio. A las 18.00, en la capilla mayor, el arzobispo oficiará la Misa de la Cena del Señor que recuerda el día que Jesús instituyó el sacramento de la Eucaristía y otorgó a los apóstoles y sus sucesores la facultad de perpetuarlo hasta el fin de los tiempos.
En la Eucaristía destacan dos ritos: el lavatorio de pies a doce pobres y el traslado del Cuerpo de Cristo al monumento que este año está ubicado en la capilla del Sagrario, que cuenta con elementos del llamado monumento grande y la preciosa arca de plata repujada, realizada por los plateros Pedro de Medina y Diego Vázquez en 1514, con diseño de Juan de Borgoña.
Cinco imágenes
En 1952 la cofradía de la Virgen del Amparo, fundada en la Fábrica Nacional de Armas de nuestra ciudad, comenzó a encargarse de organizar la procesión del Jueves Santo y, con el paso de los años, lo ha hecho con brillantez, consiguiendo reunir cinco imágenes de diferentes iglesias. La procesión comenzará a las 21.00 en el templo primado con la salida por la Puerta Llana.
Abrirá el cortejo la Oración en el Huerto, grupo escultórico tallado por el artista toledano Luis Martín de Vidales en madera policromada que él mismo se encarga de adornar con plantas aromáticas de los cerros toledanos. Le seguirá el Cristo amarrado a la Columna que se atribuye a Juan Guas y que pertenece a la iglesia de Santos Justo y Pastor. Es uno de los pasos clásicos de este desfile. A continuación, Jesús Nazareno, de la hermandad diocesana de sacerdotes, talla anónima del siglo XVIII que está depositada en la iglesia de Santo Tomé.
Seguirá el Santísimo Cristo de la Agonía, magnífica imagen que representa a Jesús a punto de expirar. Un autor anónimo la esculpió en el siglo XVI. Pertenece a la parroquia de San Nicolás y a lo largo del año está guardada en el Museo de Santa Cruz. Hasta 1952, el paso contó con las imágenes de la Virgen María y San Juan al pie de la Cruz.
Cerrará el cortejo la Virgen del Amparo, obra del recordado escultor toledano Cecilio Béjar en madera policromada y restaurada por Enrique Toledo en 2001. Tiene su altar propio en la iglesia de San Ildefonso, del barrio de Santa Teresa.
A los acordes del Himno Nacional que interpretará la Banda de Cornetas y Tambores de la cofradía, en el primer minuto del Viernes Santo, partirá de la catedral el Santísimo Cristo de la Vega. En la Plaza del Ayuntamiento, el coro del Seminario interpretará un motete en su honor.
El Cristo del brazo descolgado mostrará sus leyendas y siglos a los muros de la catedral, a las portadas señoriales de la calle de La Plata, a los añejos y vetustos paredes de los conventos de las gaitanas, de los padres carmelitas, de las franciscanas clarisas de Santa Clara y de las comendadoras de Santiago, que estarán velando al Santísimo y que al paso de la imagen rezarán, uniéndose a sus penitentes.
En la Plaza de Santo Domingo El Real, los caballeros del Capítulo de Cristo Redentor le cantarán el Miserere. Después de cruzar la Puerta del Cambrón, en la bajada del zig-zag de la Cava se producirá un momento impresionante por el esfuerzo que los veinte costaleros (hombres y mujeras) tienen que hacer para vencer las curvas con el peso de 800 kilogramos de las andas. Después de más de cuatro horas de recorrido, llegarán a la basílica del legendario Cristo que inmortalizó Zorrilla.
Talla sin adornos
Del monasterio de Santo Domingo el Antiguo, a las tres de la madrugada de este Viernes Santo partirá la procesión del Santísimo Cristo de la Expiración, la llamada procesión del Silencio, desfile penitencial y auténticamente silencioso. Breve comitiva de encapuchados que van rezando las oraciones del Vía Crucis por los cobertizos, muros conventuales de las capuchinas (Santo Domingo el Real, clarisas franciscanas, comendadoras de Santiago y gaitanas), plazas y callejones llenos de historia (Plata y Tendillas). El Santísimo Cristo de la Expiración, obra de la escuela italiana, es una soberbia talla cruda (sin adornos) con su cabeza colgante sobre el pecho.
Desde 1964, en el amanecer del Viernes Santo, se producen en la Puerta Nueva del barrio del Arrabal momentos de honda impresión religiosa de recogimiento y fervor profundo con el encuentro de Nuestra Señora de los Dolores y Jesús Nazareno, que salen a las 6.30 de la iglesia de Santiago del Arrabal y, por distintos itinerarios, llegan al punto del encuentro. Después, juntos, regresan a la iglesia, sede de las predicaciones de San Vicente Ferrer.

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