Ese gesto, tan cotidiano, de regalar a nuestros seres queridos una edición de coleccionista de su película favorita, o comprar la temporada de una serie de televisión en DVD podrían convertirse en historia de hacerse efectivo el órdago que han lanzado los grandes estudios de Hollywood al Gobierno español.
Según recoge el diario 'Los Ángeles Times', varias 'majors' están considerando seriamente la posibilidad de abandonar el mercado español de cine doméstico en DVD.
La principal razón que esgrimen para dejar de alquilar y vender DVD en nuestro país no es otra que el intercambio y descarga de películas a través de Internet, que ha llegado a ser tan intenso que pone en peligro la rentabilidad del mercado en DVD. Las ventas han descendido un 30% en los últimos cinco años. Según la Unión Videográfica Española, en 2005 se vendieron y alquilaron DVD por importe de 400 millones de euros; en 2009, apenas se recaudaron 112 millones.
Esta caída ha traído consigo el cierre masivo de videoclubs: en 2003 había 12.000; hoy sobreviven 3.000. Paralelamente, la descarga ilegal de títulos ha crecido de manera exponencial. Se calcula que el año pasado se 'bajaron' 350 millones de largometrajes y series. «Los españoles están descargando películas en tal cantidad que España está a sólo un paso de convertirse en un mercado no viable para el entretenimiento doméstico», señala Michael Lynton, presidente de Sony-Columbia.
La amenaza lanzada desde Hollywood no es en absoluto carente de fundamento. En 2008, las principales multinacionales estadounidenses del mercado del cine doméstico se retiraron de Corea del Sur por la misma razón. España no es la única en el punto de mira de las 'majors', que también aprovechan para avisar a otros países como Francia y Reino Unido. Sin embargo, el primer puesto de España en el ránking europeo de piratería hace que consideren el mercado español como un caso perdido. Así lo expresa Joe Drake, presidente de la productora Lyons Gate: «Cualquier otro mercado, como el alemán o el francés, genera de tres a cinco veces más beneficios que el español. La piratería masiva es una de las principales causas de esa desproporción».
La noticia no ha sentado bien en el Ejecutivo español. La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, ha aprovechado una reunión informal de ministros de Cultura de la Unión Europea en Barcelona para mostrar su preocupación, especialmente por la pérdida de empleos y por «el acceso a la cultura de la gente que no vive en grandes ciudades como Madrid y Barcelona». La ministra reconoce que «tradicionalmente, en los países mediterráneos resulta difícil para las personas comprender que las cosas inmateriales pueden ser mucho más valiosas que las materiales». González-Sinde aprovechó para lanzar una andanada contra los operadores de telefonía, a los que considera parcialmente responsables de las altas tasas de piratería por alentar indirectamente la descarga de archivos con ofertas de Internet de alta velocidad.
Censura arbitraria
Los estudios no han tomado aún una decisión firme sobre su retirada del mercado español y esperan a un endurecimiento de las sanciones por parte del Gobierno. En este sentido, el Ejecutivo mantiene su apuesta por la Ley de Economía Sostenible, cuya Disposición final primera contempla el bloqueo de páginas que enlacen a archivos protegidos por derechos de autor. La citada norma ha sido duramente criticada por los principales agentes de Internet, partidos de la oposición, el Consejo General del Poder Judicial, la Fiscalía General del Estado, el Consejo de Estado y el Consejo Económico y Social, que han elaborado informes contrarios a su aprobación. Entre otras cosas, se le acusa de ser ineficaz para reducir la piratería y de abrir una puerta peligrosa a la censura arbitraria en Internet por lo ambiguo de su texto.
Con ley o sin ella, lo cierto es que la descarga de cine y música es una práctica convertida en hábito endémico y tolerada por el marco legal, que sigue considerando la 'bajada' de archivos como legal si no existe ánimo de lucro. Aunque en España la caída de las ventas de DVD es más acusada, en otros países se hace patente la misma tendencia. La llegada al mercado del formato Blu-Ray y los sistemas de alquiler de cine por Internet son también factores que han contribuido a su descenso. Sin embargo, en nuestro país apenas existen alternativas para descargar cine de forma legal. Servicios como Netflix o el servicio de alquiler de películas de la Apple Store no funcionan, pese a que llevan años dando beneficios al otro lado del Atlántico.
Una oportunidad única
La noticia de que Hollywood se plantea dar carpetazo al mercado de DVD es un arma tan inesperada como conveniente para la industria cultural española, obcecada en acusar a la piratería de todos sus males. De hacerse efectiva, la decisión de las 'majors' podría perjudicar aún más a un tejido empresarial que lleva años dependiendo de las subvenciones para sobrevivir. Sin embargo, la eventual retirada de las películas en DVD de nuestras tiendas no debería tomarse con tanto dramatismo sino como una oportunidad única. El mercado musical y cinematográfico lleva décadas bajo la amenaza constante de la tecnología, cuyas innovaciones obligan a los creadores de contenidos a adaptarse o morir.
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