El arte de hinchar el currículo

Conseguir un puesto de trabajo en los tiempos que corren es una aventura. Por esta razón, los candidatos aguzan el ingenio para tener más opciones hasta el extremo de que el 21% de los aspirantes a ocupar el ansiado puesto confiesan haber «maquillado» alguna vez el currículum.
Es verdad que la honestidad es el valor más intocable de toda la actividad, pero la debilidad humana lleva a algunos a sucumbir a la tentación de «hinchar» sus méritos. Se trata de llamar la atención de los seleccionadores y dejarles prendados de sus virtudes. Y es que la competencia es cada vez mayor y, para no quedarse al margen, el currículo se acrisola de tal manera que en algunos casos se llega a la exageración.
¿Dónde se plasma el arte de exagerar los méritos? Una encuesta realizada por la empresa líder de trabajo temporal Randstad entre 884 personas ha detectado las mentiras más habituales al pasar el filtro del historial académico-profesional. Estas se refieren al dominio de los idiomas, la edad, las fechas de actividad laboral -comienzo y fin del contrato-, los cursos de formación, así como las responsabilidades desempeñadas en el periodo de actividad laboral. Son argucias que rara vez «cuelan».
El concepto «inglés medio» en un currículo es sinónimo de bajo nivel para el seleccionador. Por ello, en las respuestas a la encuesta se detecta una tendencia a exagerar el conocimiento de otro idioma. Pero esta treta no tiene demasiado éxito, porque cada vez con más frecuencia se somete a los candidatos a una pequeña prueba de nivel durante la entrevista de trabajo y si los hechos desenmascaran el embuste, el remedio puede ser peor que la enfermedad. Los expertos aconsejan incluir los títulos o acreditar la formación que se tenga en un determinado idioma.
Experiencia engordada
¿Qué decir de la experiencia laboral y del interregno entre uno y otro empleo? Es otro de los aspectos más maquillado por quienes luchan por un puesto de trabajo.
Cuando un candidato ha pasado por periodos de desempleo, es posible que mienta para alargar el tiempo que permaneció en uno y otro puesto, pero también es más que posible que el reclutador lo detecte de inmediato. Lo mejor es ser sincero y explicar cuáles fueron las razones del fin del contrato en cada uno de los casos.
Siempre jóvenes
La edad es considerada por los demandantes de un trabajo como un factor determinante, Aunque no es la mentira más habitual, sí que hay personas que deciden quitarse años u obviar su fecha de nacimiento en el currículo, especialmente las mujeres ya maduras. Éstas piensan que una persona de mayor edad tiene más dificultades para acceder a un puesto de trabajo, pero la realidad es que hay empresas que prefieren a gente experimentada ya que su nivel de absentismo es menor y su adaptación es total.
Los cursos especializados constituyen otro agujero negro en el retrato profesional. En ocasiones, los candidatos incluyen formación técnica o especializada que no han cursado, pensando que esto les puede abrir las puertas hacia un puesto. pero la estrategia se desmonta cuando se interroga al autor de la ficción sobre los conocimientos adquiridos.
La investigación resalta cómo una de las mentiras más habituales es la sublimación de las tareas que el aspirante a ingresar en un empresa ha desarrollado con anterioridad. En este caso, la conversación con el seleccionador desenmascara al candidato la mayoría de las ocasiones.
Y es que a la hora de elaborar un currículum no sirve de nada mentir o exagerar la formación o la experiencia, ya que en la entrevista previa enseguida aflorará la mentira.
Nada justifica una actitud así. La honestidad y la verdad son el camino más aconsejado porque además, el eventual «éxito» de los mentirosos constituye una flagrante injusticia para quienes concurren sin trampa ni cartón.