El 65% de los mayores dicen sentirse felices y con salud

Un estudio sobre el envejecimiento de la población demuestra una mejora sustancial de los parámetros de salud de la población mayor de 64 años durante el periodo 1994-2009, tanto en la percepción que estas personas tienen de su estado de forma —la mayoría está satisfecha con su estado de salud—, como en la constatación de una disminución de la tasa bruta de discapacidad en estos quince años del 20%.


El consejero de Salud y Bienestar Social, Fernando Lamata, presentaba ayer el «Estudio Toledo para un Envejecimiento Saludable», elaborado por el Servicio de Epidemiología de la Consejería y el Servicio de Geriatría del Complejo Hospitalario de Toledo en colaboración con la Red de Envejecimiento y Fragilidad y el Instituto Carlos III, y avalado por la Sociedad Española de Medicina Geriátrica.
Buen estado de salud
Según algunas conclusiones de este estudio, elaborado entre la población toledana pero que se puede extrapolar a todo el territorio regional, sobre una muestra cercana a las 2.500 personas, el 65% de los mayores estima que su estado de salud es bueno o muy bueno y el 26% dicen que su estado es normal, frente a un 9% que considera que su salud es mala o muy mala.
Lamata quiso destacar de este estudio la buena percepción que los mayores de 64 años tienen de su edad biológica ya que sólo un 9,6% expresa sentirse más viejos que los demás y además se sienten mayoritariamente bastante felices o muy felices en el 76,8% de los casos; un 19% expresa que su sensación es normal y sólo el 4,2% indica que se siente infeliz.
Otros indicadores recogidos en el documento señalan que el 85% de las personas encuestadas están satisfechas con su vida frente a un 2,3% que manifiestan estar insatisfechos y un 14,9% dicen sentirse incapaces de solucionar los problemas de sus vidas bastante a menudo o muy a menudo, en tanto que la mayoría expresa ser dueño de sus actos y de sus decisiones.
Un biobanco
El doctor Francisco José García García, del Complejo Hospitalario de Toledo, y uno de los promotores del proyecto que ha sido financiado por el Gobierno regional y el Fondo de Investigaciones Sanitarias del Ministerio de Sanidad, aseguró que el estudio incluye un biobanco para registrar cambios y alteraciones genéticas, pues, cada vez está más claro que parte de los diferentes modos de envejecimiento pueden tener relación con los cambios genéticos y el ambiente (nutrición y ejercicio físico).
El consejero de Salud aseguraba que cada vez vivimos más años y en mejores condiciones físicas y mentales, por lo que hay que seguir trabajando en el ámbito de la prevención de la salud para retrasar lo más posible los signos de dependencia a agravamiento de enfermedades o discapacidades y de sus secuelas, además de fomentar el potencial físico, social e intelectual de los mayores.
El estudio sobre el envejecimiento indica también que un 8,4% de los mayores presenta fragilidad, aspecto que se relaciona con la edad y con la presencia de enfermedades neurológicas como la demencia, el parkison, los accidentes cerebrovasculares, el trastorno cognitivo o depresivo y otras enfermedades como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica y que resulta modificable mediante intervenciones de salud. De esta forma, un 41% de la población mayor podría encontrarse en situación de pre-fragilidad, aspecto que va creciendo con la edad pasando del 2% a los 65-70 años, a más del 15% superados los 70, lo que representa un alto impacto en la población mayor.
La fragilidad hace estar en situación de vulnerabilidad al individuo y tiene unos efectos a medio y largo plazo que son comparados con enfermedades de gran impacto como la diabetes, la insuficiencia cardiaca, multiplica casi por tres el riesgo de mortalidad, por cinco el riesgo de discapacidad y por tres el riesgo de ingreso hospitalario.
Y cuando un paciente ingresa en un hospital y tiene un síndrome de fragilidad, el riesgo que tiene de sufrir una discapacidad es muy alta, alrededor del 50-60%. Existen una serie de indicadores que pueden anunciar el riesgo de fragilidad y entre ellos está la inactividad, el cansancio y determinadas enfermedades.
Respecto a las tasas de discapacidad, la principal conclusión del estudio es que en comparación con los resultados obtenidos en análisis realizados hace 15 años y ajustando por edad, se constata una disminución del 20% en la tasa bruta de discapacidad en actividades básicas de la vida diaria.
Según el consejero, la región mantiene una de las tasas de esperanza de vida más altas de Europa