El PP cambiará su estrategia de victimismo y volverá a la confrontación total con el PSOE

Los de Rajoy empezarán el curso político apostando de nuevo por la crispación .Desde que estalló el escándalo por el caso Gürtel la estrategia del PP, con muchos de sus dirigentes salpicados por la trama de corrupción, se ha basado en proclamar su inocencia y asegurar que estaban siendo perseguidos por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. Pero parece que esta estrategia del victimismo dará paso en otoño a otro tono mucho más agresivo y contundente, el de la confrontación total con los socialistas. Y es que el final del verano va a traer, con toda probabilidad, un panorama nada alentador para los conservadores: el levantamiento del secreto de sumario sobre la trama corrupta, el pronunciamiento sobre los suplicatorios para investigar a Bárcenas y a Merino, y una posible sentencia favorable al Estatut vendrían a complicar la vuelta al cole del PP, que pretende aferrarse a la idea de que la mejor defensa es un buen ataque.Sólo habían pasado cinco días desde la detención de Francisco Correa, el pasado mes de febrero, cuando Mariano Rajoy indicó la estrategia a seguir por su partido, salpicado de lleno por la trama de corrupción: el líder conservador y todo su equipo han venido defendiendo a ultranza desde entonces que la investigación del caso no era si no una “trama contra el PP”. Desde entonces hasta hoy, los populares en pleno se han aferrado a esta estrategia de victimismo para echar balones fuera sobre los presuntos vínculos que muchos de sus dirigentes mantienen con la trama. Un "escenario de guerra"La secretaria de Organización del Partido, María Dolores de Cospedal, ha llegado incluso a afirmar en los últimos días –y, por el momento, sin aportar pruebas- que el Gobierno socialista está utilizando la Fiscalía en una campaña de acoso y derribo contra su partido. Incluso aseguran que están estudiando llevar su supuesta persecución ante el Parlamento Europeo. Fuentes del partido aseguraban este lunes al diario La Vanguardia que se encuentran en un “escenario de guerra” y que actúan “en legítima defensa”, ya que están siendo perseguidos por el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero.Vuelta a la crispaciónPero parece que con la llegada del nuevo curso político, este discurso ya no va a seguir dando resultados como hasta ahora. El Periódico de Catalunya apunta en una crónica de Gemma Robles que los de Mariano Rajoy tienen previsto volver de las vacaciones con las pilas recargadas y a punto para atacar. En vista del complicado otoño que se les viene encima, encabezado por el levantamiento del secreto de sumario por parte del Tribunal Superior de Justicia de Madrid en lo relativo a la trama Gürtel, los populares habrían decidido dejar a un lado el victimismo mostrado hasta ahora para protagonizar una confrontación total con el equipo de Zapatero.Recelos de BasagoitiY la vuelta al camino de la crispación, que en la anterior legislatura se centró en la política antiterrorista y que ahora tendría su epicentro en los asuntos económicos, ha tenido, en general, buena acogida entre los conservadores. Según el diario catalán, sólo el líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, ha manifestado que se preferiría mantenerse al margen de esta batalla para mantener a salvo, en la medida de lo posible, su pacto en Euskadi con el Gobierno de Patxi López.Comenzando con la confrontaciónPero, en cualquier caso, parece que ya se están dando los primeros pasos en esa estrategia de crispación y confrontación total: el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, respaldó con entusiasmo las declaraciones de De Cospedal relativas a los supuestos pinchazos telefónicos ilegales a dirigentes del partido, e incluso llegó a comparar a Zapatero con el presidente venezolano, Hugo Chávez, por un supuesto uso “inaceptable” de las instituciones y por poner en riesgo, según dijo, “los logros más importantes de la transición política”.Ruido contra De la Vega y RubalcabaCon estas premisas, el PP estaría buscando hacer el mayor ruido posible para desviar la atención sobre sus propias filas, afectadas por el escándalo de corrupción. La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y el Ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba serían, al menos en un primer momento, los blancos preferentes de sus denuncias, que seguirían haciendo referencia al supuesto uso partidista de las instituciones y de la Justicia.