Todavía no se sabe cuándo estará lista la vacuna contra la nueva gripe, ni es seguro quiénes la recibirán antes -la Organización Mundial de la Salud se reunirá a primeros de octubre para fijar los grupos de riesgo-, pero ya hay una idea sobre quiénes serán candidatos a inmunizarse de manera prioritaria. El secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos, adelantó ayer en una entrevista radiofónica que los asmáticos "probablemente van a ser parte de los grupos de riesgo".La afirmación no es excluyente. Lo dijo porque se le preguntó en concreto sobre esta enfermedad. Son "pacientes con una patología crónica respiratoria", explicó Martínez Olmos. Algo que, por extensión, podría aplicarse a las personas con EPOC o con bronquitis.
Los últimos que han hecho pública una idea general sobre quiénes van a recibir de manera prioritaria la vacuna son los Centros de Control de Enfermedades de Atlanta (CDC). Lógicamente, son coherentes con lo que han adelantado otros organismos asesores, como el equivalente europeo (el ECDC, con sede en Estocolmo). Según los CDC, tendrán prioridad las embarazadas, las personas que viven o cuidan a niños de menos de seis meses de edad, quienes tienen entre seis meses y 24 años y los menores de 65 con una dolencia crónica o inmunodepresión, así como el personal sanitario y de emergencia.
Precisamente sobre estos últimos Martínez Olmos matizó que la vacunación "no será obligatoria en términos legales", aunque el ministerio lo recomienda porque "son un grupo a proteger" especialmente importante.
Sólo en caso de que una persona ponga en peligro a otras se le puede obligar a tomar una medicación, en este caso, la vacuna. Y con el virus H1N1 eso no parece aplicable: la persona que no quiera recibir la inyección (o inyecciones, todavía no se sabe) podría transmitir una enfermedad que es, en la mayoría de los casos, leve, por lo que no parece viable que se le fuerce.
El número de dosis es, precisamente, una de las incógnitas que puede determinar qué pasará con la vacuna en el futuro. En teoría, los laboratorios podrían duplicar su actual capacidad de producción, y elaborar 100 millones de tratamientos para el invierno. Pero si cada persona va a necesitar dos inyecciones (una primera y otra de recuerdo), se reduce a la mitad la población que puede tratarse.
De momento, los ensayos no arrojan mucha luz. Sinovac, el laboratorio chino que parece más adelantado, ha completado ya una fase de pruebas con la vacuna con 13.300 voluntarios -incluido el ministro de Sanidad, Chen Zhu-, pero, para pasar a la segunda fase, les ha suministrado una segunda dosis, informa el diario oficialista China Daily.
Otro laboratorio que ya está listo para probar la vacuna en humanos es GSK, que ha anunciado que tiene 9.000 voluntarios de Europa y Norteamérica para sus ensayos.
Los últimos que han hecho pública una idea general sobre quiénes van a recibir de manera prioritaria la vacuna son los Centros de Control de Enfermedades de Atlanta (CDC). Lógicamente, son coherentes con lo que han adelantado otros organismos asesores, como el equivalente europeo (el ECDC, con sede en Estocolmo). Según los CDC, tendrán prioridad las embarazadas, las personas que viven o cuidan a niños de menos de seis meses de edad, quienes tienen entre seis meses y 24 años y los menores de 65 con una dolencia crónica o inmunodepresión, así como el personal sanitario y de emergencia.
Precisamente sobre estos últimos Martínez Olmos matizó que la vacunación "no será obligatoria en términos legales", aunque el ministerio lo recomienda porque "son un grupo a proteger" especialmente importante.
Sólo en caso de que una persona ponga en peligro a otras se le puede obligar a tomar una medicación, en este caso, la vacuna. Y con el virus H1N1 eso no parece aplicable: la persona que no quiera recibir la inyección (o inyecciones, todavía no se sabe) podría transmitir una enfermedad que es, en la mayoría de los casos, leve, por lo que no parece viable que se le fuerce.
El número de dosis es, precisamente, una de las incógnitas que puede determinar qué pasará con la vacuna en el futuro. En teoría, los laboratorios podrían duplicar su actual capacidad de producción, y elaborar 100 millones de tratamientos para el invierno. Pero si cada persona va a necesitar dos inyecciones (una primera y otra de recuerdo), se reduce a la mitad la población que puede tratarse.
De momento, los ensayos no arrojan mucha luz. Sinovac, el laboratorio chino que parece más adelantado, ha completado ya una fase de pruebas con la vacuna con 13.300 voluntarios -incluido el ministro de Sanidad, Chen Zhu-, pero, para pasar a la segunda fase, les ha suministrado una segunda dosis, informa el diario oficialista China Daily.
Otro laboratorio que ya está listo para probar la vacuna en humanos es GSK, que ha anunciado que tiene 9.000 voluntarios de Europa y Norteamérica para sus ensayos.
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