Y pensaban algunos bobos que María Dolores de Cospedal iba a jugar limpio

El único espionaje ilegal, conocido y judicializado hasta el momento, después de que el escándalo estallara periodísticamente, es el que fue organizado, al parecer, por el Gobierno de Madrid, que preside Esperanza Aguirre. Esto lo debería saber muy bien María Dolores de Cospedal por tres razones de peso. La primera porque ella fue consejera de Transportes e Infraestructura del Gobierno Aguirre. La segunda porque fue subsecretaria del Ministerio del Interior en la época que el ministro era Ángel Acebes. Y en tercer lugar, porque –como secretaria general del PP- recibió el encargo de encabezar la investigación interna que Mariano Rajoy puso en marcha sobre el affaire de los espías.El rosario de la auroraEsa investigación interna acabó como el rosario de la aurora. Duró menos que un caramelo a la puerta de una escuela. Algunos le hicieron ver a Rajoy que no era más que una imprudencia por su parte mantener ese chiringuito abierto. Se le advirtió -desde territorio esperancista- que el Gobierno autonómico madrileño lo interpretaba como una provocación y que la respuesta podría ser singularmente dañina para el presidente del PP nacional o ciertos colaboradores suyos.Martín Vasco, pringadoTambién duró unos pocos días la Comisión Parlamentaria de Investigación acerca de los espías y de quiénes y por qué fueron espiados. El presidente de la Comisión, designado por Aguirre, fue el diputado Benjamín Martín Vasco, pringado hasta la coronilla en el caso Gürtel. El Plural aireó -tras el nombramiento- tal circunstancia. Cayó fulminado horas después. Entonces, Aguirre hizo presidenta a la diputada Rosa Posada, una histórica suarista, que tras militar en el CDS, se dio de alta en el PP. Posada –escasamente agresiva en su comportamiento político- no pudo, sin embargo, exhibir su centrismo. Se la llevó prontísimo el huracán que empujaron a dos manos Pedro J. Ramírez y Aguirre y que puso punto final a la Comisión Parlamentaria.La JusticiaAl menos –estando así las cosas, que ya es mucho-, lo que no ha dejado de funcionar en el asunto de los espías es la Justicia. Dos altos dirigentes populares –Manuel Cobo, mano derecha de Alberto Ruiz-Gallardón, y Alfredo Prada, converso al marianismo- se personaron en el Juzgado de Guardia y, sabiendo que habían sido espiados de forma ilegal, presentaron la correspondiente denuncia. ¿Por qué no sigue De Cospedal ese correctísimo e impecable sendero? ¿Por qué la número 2 del PP ha difundido y reiterado –ayer otra vez y con idéntica argumentación falaz- que el Gobierno Zapatero fomenta las escuchas ilegales, entre otras barrabasadas que, de ser ciertas, lo situarían entre los Gobiernos dictatoriales?Milongas gobbelianasDe Cospedal sostiene que José Luís Rodríguez Zapatero ha ordenado “espiar a miembros del PP”. ¿Dónde está la prueba; alguna prueba verosímil de semejante calumnia? No se confunda usted de Gobierno y, por ende, de partido, doña María Dolores. Quien presuntamente ordenó investigar, como mínimo, a dos relevantes militantes populares fue el Gobierno Aguirre. Usted lo tendría que saber mejor que nadie, como he procurado demostrar con datos objetivos y no con milongas goebbelianas, creyendo cínicamente aquello de que una mentira repetida mil veces acaba siendo verdad. Comadres y truhanesUsted y ustedes -que no han dejado de defender como gatos y gatas boca arriba la presunción de inocencia de Luis Bárcenas, el tesorero, y de Francisco Camps, el presidente valenciano de los trajes regalados desde una trama de corruptos- exigen a los demás lo que no cumplen. No aportan nada, absolutamente nada. Hablan como las comadres murmuradoras y charlatanas. O como los truhanes del Missisipi, jugadores de ventaja y, si era preciso, de revólver.Pobres ignorantesHinchan el globo, tocan de oído, esparcen en el fango -en el fango en el que se mueven a gusto- la mierda dialéctica, que es su plato favorito. Su oficio es el de chalán de feria de ganado. Si venden un burro viejo a precio de joven, ¡bingo! Acusan y acusan a Zapatero –manejando insultos salvajes-, pero son incapaces de probar cuanto dicen. Y pensaban algunos bobos que De Cospedal iba a jugar limpio. Pobres ignorantes ¡no conocían un percal llamado PP!