Cuántas veces nos habremos hecho esta pregunta: ¿Será mala esta peca? Siempre es conveniente acudir a nuestro médico de Atención Primaria, que nos indicará si se trata de una lesión que requiere estudio por parte del dermatólogo (incluida la biopsia), o si se trata de algo que, probablemente, sea benigno y no requiera más control.
Existen, efectivamente, una serie de lesiones que por su aspecto demuestran su benignidad. Sería el caso de los fibromas péndulos (pequeñas lesiones que mucha gente presenta alrededor del cuello, y que suelen engancharse con collares o cadenas), las queratosis seborreicas (lesiones típicas de gente mayor, que se palpan, de tacto untuoso, y que pueden aparecer en cualquier zona de piel del cuerpo); las verrugas vulgares (que serían equivalentes a los callos de los pies, es decir, lesiones formadas por piel engrosada, que aparecen en el dorso de los dedos y manos como localización típica). Todas las referidas son lesiones que pueden ser tratadas con nitrógeno líquido (frío local o crioterapia) en los centros de salud.
Pero, ¿qué pasa con las manchas? ¿Cómo sabemos que no son malas?
Con esta intención en el año 1985 se definieron 4 criterios: los llamados A B C D, letras que constituyen el acrónimo de:
A: Asimetría: Son “sospechosas”, de entrada, todas aquellas lesiones asimétricas. Por lo que no deberíamos pensar que son malignas aquellas lesiones redondeadas u ovaladas, de morfología simétrica.
B: Bordes irregulares: Sospechar de las lesiones cuya línea de separación de la piel normal es quebrada, irregular, incluso poco definida.
C: Colores múltiples dentro de la misma lesión. Es lo que en medicina se denomina heterocromía. Sospecharemos de las lesiones que presentan varios colores dentro de sus límites. Y más sospecharemos cuanto más oscuros sean esos colores.
D: Diámetro > 6 mm. Han de ser estudiadas, o valoradas por el médico de atención primaria, todas las lesiones mayores de ese tamaño.
Evidentemente, la mayoría de las lesiones que sólo cumplan alguno de los criterios serán benignas. Pero puede ser una buena manera de seleccionar qué consultar con el médico de Atención Primaria y qué no.
Ni que decir tiene que cualquier cambio en el aspecto o tamaño de una lesión concreta también ha de ser valorada por el médico de referencia.
Existen, efectivamente, una serie de lesiones que por su aspecto demuestran su benignidad. Sería el caso de los fibromas péndulos (pequeñas lesiones que mucha gente presenta alrededor del cuello, y que suelen engancharse con collares o cadenas), las queratosis seborreicas (lesiones típicas de gente mayor, que se palpan, de tacto untuoso, y que pueden aparecer en cualquier zona de piel del cuerpo); las verrugas vulgares (que serían equivalentes a los callos de los pies, es decir, lesiones formadas por piel engrosada, que aparecen en el dorso de los dedos y manos como localización típica). Todas las referidas son lesiones que pueden ser tratadas con nitrógeno líquido (frío local o crioterapia) en los centros de salud.
Pero, ¿qué pasa con las manchas? ¿Cómo sabemos que no son malas?
Con esta intención en el año 1985 se definieron 4 criterios: los llamados A B C D, letras que constituyen el acrónimo de:
A: Asimetría: Son “sospechosas”, de entrada, todas aquellas lesiones asimétricas. Por lo que no deberíamos pensar que son malignas aquellas lesiones redondeadas u ovaladas, de morfología simétrica.
B: Bordes irregulares: Sospechar de las lesiones cuya línea de separación de la piel normal es quebrada, irregular, incluso poco definida.
C: Colores múltiples dentro de la misma lesión. Es lo que en medicina se denomina heterocromía. Sospecharemos de las lesiones que presentan varios colores dentro de sus límites. Y más sospecharemos cuanto más oscuros sean esos colores.
D: Diámetro > 6 mm. Han de ser estudiadas, o valoradas por el médico de atención primaria, todas las lesiones mayores de ese tamaño.
Evidentemente, la mayoría de las lesiones que sólo cumplan alguno de los criterios serán benignas. Pero puede ser una buena manera de seleccionar qué consultar con el médico de Atención Primaria y qué no.
Ni que decir tiene que cualquier cambio en el aspecto o tamaño de una lesión concreta también ha de ser valorada por el médico de referencia.
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