Natural de Cerdeña, en Italia, pronto morirá su padre, llevándole la madre a Roma. Allí será ordenado sacerdote, hasta que sea proclamado por el pueblo nuevo Obispo, en Vercelli, al quedar la Sede vacante.
Su preocupación por lo sacerdotes, le hizo organizarles en grupo para estimularles a vivir la tarea del apostolado y de la Fe desde la unidad. Esa misma cercanía la mostró con los feligreses a los que iba instruyendo de parroquia en parroquia. Pronto llega la herejía arriana que negaba la divinidad de Jesucristo, una doctrina desviada que defiende el emperador Constancio que, amenaza a Eusebio con la muerte si no abraza dichos postulados. Al no asumirla, es desterrado, padeciendo mucho durante su cautiverio. Pero al morir el emperador, el sustituto devuelve la libertad a Eusebio quien, retorna a la Diócesis, donde es aclamado por los fieles. Durante el resto de su vida, siempre estuvo al lado de San Atanasio y San Hilario, para condenar a los arrianos, y defendiendo que Cristo es Hijo de Dios. Muere en agosto del año 371, después de extender la Fe Católica y reprender a cuanto se acercaron al arrianismo. Todos le consideran un verdadero mártir, puesto que sí es cierto que no derramó la sangre, sí padeció mucho por causa del Evangelio.
Su preocupación por lo sacerdotes, le hizo organizarles en grupo para estimularles a vivir la tarea del apostolado y de la Fe desde la unidad. Esa misma cercanía la mostró con los feligreses a los que iba instruyendo de parroquia en parroquia. Pronto llega la herejía arriana que negaba la divinidad de Jesucristo, una doctrina desviada que defiende el emperador Constancio que, amenaza a Eusebio con la muerte si no abraza dichos postulados. Al no asumirla, es desterrado, padeciendo mucho durante su cautiverio. Pero al morir el emperador, el sustituto devuelve la libertad a Eusebio quien, retorna a la Diócesis, donde es aclamado por los fieles. Durante el resto de su vida, siempre estuvo al lado de San Atanasio y San Hilario, para condenar a los arrianos, y defendiendo que Cristo es Hijo de Dios. Muere en agosto del año 371, después de extender la Fe Católica y reprender a cuanto se acercaron al arrianismo. Todos le consideran un verdadero mártir, puesto que sí es cierto que no derramó la sangre, sí padeció mucho por causa del Evangelio.
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