La Historia de la Pintura contada por Marina e ilustrada por Mingote

En una entrevista hoy con Efe en un hotel madrileño, a dos pasos del Museo del Prado, del Reina Sofía y del Thyssen-Bornemisza, Mingote y Marina mostraron su entusiasmo ante los dos manuales editados por Espasa Calpe, que se completan con una cronología y con museos virtuales elaborados por Blanca de la Válgoma y que se pueden visitar en www.pequeñahistoriadelapintura.com.

Se trata de un libro "fantástico", "extraordinario", del que Mingote (Sitges, Barcelona, 1919) se siente "orgulloso", y que es -puntualiza Marina (Toledo, 1939)- "una biografía de la pintura y no una historia de los pintores".

Al escribirlo, Marina, filosofo y ensayista, pero sobre todo "aventurero, buscador de tesoros, explorador y detective", asumió el papel que más le gusta, el de guía.

Marina, que ha sido "discípulo de muchos sabios", como Gregorio Marañón, quien le enseñó a apreciar, entre otras cosas, la belleza de las figuras alargadas pintadas por El Greco, gusta de "acompañar a los demás por los caminos" de la sabiduría, ya que opina que los pedagogos como él y Mingote deben "contagiar" sus "entusiasmos".

Y deben, además, -dice- ayudar a todos, aunque especialmente a los jóvenes, a que despierten el "genio creador" que todos llevamos dentro, a "aprender de quien más sabe y a valorarle", a "adiestrase porque nadie nace sabiendo" y a "valorar las cosas de calidad".

Para este viaje a la historia de la pintura que le propuso Espasa, Marina sólo puso una condición: Qué le acompañase Mingote, "un genio", "un artista" que tuvo "la generosidad de decir que sí".

De Mingote, dotado con "una de las tres manifestaciones de la inteligencia", el dibujo -las otras son la poesía y las matemáticas-, Marina destaca que pueda convertir "una línea en un todo" y el "milagro" de que "en un sólo dibujo pueda sintetizar" lo que él "necesita cinco páginas para explicar".

Posee lo que comparten todos los grandes creadores, la pasión, en su caso "la pasión por el dibujo", subraya Marina, a lo que Mingote replica que lo que le motiva es "la aventura del papel en blanco": "Es una invitación a todo, todo puede pasar, en un folio en blanco puede pasar todo, por eso me asombra la gente que siempre pinta la misma nariz, la misma oreja.. ¡Que aburrimiento! ¡Es absurdo!".

En este libro, Marina, uno de los intelectuales más prestigiosos en la actualidad, ha querido "contar cómo la Humanidad ha intentado satisfacer uno de sus apremiantes y complejos deseos: conjurar a los dioses mediante imágenes, representar la realidad, jugar con líneas y colores, recordar los momentos perdidos, demostrar la habilidad personal, provocar una experiencia estética, crear belleza".

Y para que nadie se llame a engaño, Marina puntualiza que no es historiador y que su relato de la historia de la pintura se parece más a una "novela de misterio" titulada "El enigma Picasso".

Un enigma que resume en una frase pronunciada por el propio artista malagueño, a quien Marina considera el modelo de pintor "moderno" y que Mingote califica como "el gran dibujante", cuando era muy viejo: "He tardado toda mi vida en aprender a pintar como un niño". "Picasso es todo. Todo está en Picasso", subraya Mingote.

"¿Por qué cincuenta mil años de arte nos han llevado a una evolución de la pintura hacia lo infantil, hacia el juego?" se pregunta el autor de "Teoría de la inteligencia creadora", "Elogio y refutación del ingenio" o "Ética para náufragos".

Hay mucha gente -recuerda- que desprecia el arte moderno porque considera que es una "tomadura de pelo", y que esas "bobadas" las hace cualquiera, pero a él le parece que esa evolución está en conexión con la naturaleza humana configurada por la cultura.

Su conclusión es que la historia de la pintura puede entenderse como la historia de la libertad y que los pintores responden a la necesidad de la humanidad de generar imágenes. Esa pasión es el hilo conductor de su obra, en la que Velázquez ocupa la portada de la versión para mayores, pero un Velázquez versus Mingote, mientras que un Modrian sobre una bicicleta de ruedas cuadradas ilustra la cobertura de la juvenil.

La gran pregunta ahora es: ¿Cómo evolucionará la pintura?. EFE cat/son