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La felicidad está al alcance de quien la aprende y la trabaja

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¿Existe la felicidad? ¿Por qué algunas personas son más felices que otras? ¿Se aprende a ser feliz?. Hasta hace poco el estudio de la felicidad se consideraba un coto cerrado al mundo reflexivo de teólogos, filósofos y políticos, y desde el punto de vista científico, era intrascendente o trivial. Sin embargo, a finales del siglo XX el movimiento llamado psicología positiva se ha erguido en el estudio científico de los factores y procesos que dan lugar a emociones positivas, comportamientos virtuosos y actitudes optimas tanto en los individuos como en los grupos.

"Se está investigando las fuentes del bienestar y la satisfacción, devolviéndonos una imagen más equilibrada del ser humano a nivel psicológico reflejando no sólo las debilidades sino también las fortalezas", explica Gonzalo Hervás Torres, profesor de Psicología en la Universidad Complutense de Madrid y coautor junto a Carmelo Vázquez del libro La ciencia del Bienestar.

Según el especialista, la felicidad está relacionada con la salud psíquica, social y física de la persona. Diversos estudios la han vinculado con la longevidad, o con el fortalecimiento del sistema inmune. Además, las personas más felices tienden a ser más creativas y a tomar mejor las decisiones traduciéndose a más prosperidad en el trabajo y en el mantenimiento de las relaciones personales.

Ya que en contraposición, la depresión es la segunda causa de baja laboral en España, y un 8% de la población sufre sus síntomas, el primer paso en el estudio de la felicidad es la definición de lo qué es y su cuantificación. En este sentido, el psicólogo Gonzalo Hervás apunta que lo adecuado es utilizar el concepto de bienestar y no tanto de felicidad. "Socialmente hablamos de felicidad para caracterizar un estado de éxtasis continuo, de gran entusiasmo, o alegría, imposible sostener en el tiempo. Habría que entenderla más bien como un bienestar de fondo, la sensación de que uno está bien con uno mismo y con su entorno". La autoevaluación del bienestar puede ser en dos partes: ámbitos domésticos y laboral, y con uno mismo y los demás. Según el doctor Hervás, la felicidad asociada a la edad, al género, la capacidad intelectual o a la posesión de mucho dinero o éxito es un mito. "Los pilares del bienestar se sustentan sobre las áreas de las relaciones (vínculos afectivos), autonomía, competencia y eficacia, crecimiento personal, auto aceptación, y sentido vital. Una persona que puntúe mediocremente en cada una de ellas, por ejemplo, con un cinco sobre diez, es más feliz que una que destaca en una área pero suspende en las otras". Ello explicaría, que si bien la pobreza grave sí hace a personas infelices, la riqueza importante influye poco sobre la sensación subjetiva del bienestar.

En consecuencia, el bienestar está influenciado por las circunstancias externas pero no determinado por ellas; la felicidad fluye del estimulo de las llamadas fortalezas interiores, "el optimismo, la creatividad, el sentido del humor, el afecto, la resilencia o capacidad para sobreponerse a los obstáculos, la autoestima o la empatía", dice Antonio Adserá psicólogo y editor de enciclopediadesalud.com. Él aprecia que la creatividad y la autoestima son ejes vertebradores de su bienestar. Pero, sobre todo, defiende que "para ser feliz hay que ser activos y evitar la pasividad".

La empatía, el sentido del humor, la autoestima y el optimismo son los factores que Javier Canales, un joven de 32 años, señala como características de él. "Para sentirme bien además de cuidar mi alimentación y hacer deporte , intento equilibrar las distintas áreas de mi vida: compromiso con mi trabajo, afecto en mis relaciones con la familia y los amigos, así como tiempo de ocio y expresión de mis aficiones. Creo que soy una persona satisfecha porque además intento relativizar los problemas", manifiesta Javier que es administrador de un portal web agrario andaluz.

Según los especialistas, la felicidad puede aprenderse, y es un camino que exige paciencia ya que los cambios no se producen de la noche a la mañana, se comienza por no confundir el éxito con la felicidad; controlar la propia vida, horarios y agendas; hacer actividades laborales y de ocio que realmente atraigan y permitan expresar los intereses personales; e " invertir tiempo y esfuerzo en construir una red de relaciones sanas y con un alto grado de intimidad y confianza", expone Gonzalo Hervás, quien además acentúa que " la actitud en nuestra vida cotidiana puede ser otro factor muy importante". Una actitud abierta a las pequeñas gratificaciones cotidianas parece tener influencia en la sensación de bienestar global a largo plazo. Por otra parte, trabajar para aumentar las experiencias de concentración y absorción en la tarea que tenemos delante (flow), como la búsqueda de un mayor sentido vital son también fuentes importantes de satisfacción.

En esta dirección, Inmaculada Cebada, gaditana de 57 años que vive en Sevilla, narra: "desarrollar mi vocacion como maestra me ha permitido disfrutar mucho, cuando entraba en la clase se me olvidaba todo". Esta risueña mujer afirma sentirse satisfecha y feliz con su vida, "las circunstancias externas te ponen obstáculos y adversidades que tienes que superar como ser humano, pero la felicidad se encuentra en uno mismo. Yo cultivo las relaciones con mi familia y mis amigos. También me dedico tiempo a mí misma, en mis tardes libres estoy aprendiendo informática, pintura, y practico Pilates". A Inma le gusta ir a todos los sitios que puede andado. "Intento evitar el coche en la ciudad. Los fines de semana me escapo al campo o la playa , me relaja muchísimo pasear por la naturaleza".

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